viernes, 23 de septiembre de 2011

En el escaparate

Escaparate de la librería Elkar, en el casco viejo de Bilbao.


Es una sensación extraña la de verse uno en un escaparate; o, por lo menos, ver una parte de uno, por pequeña que esta sea. Me pasó el martes, cuando iba de camino a la charla entre Iñaki Uriarte y Enrique Vila-Matas en la biblioteca Bidebarrieta. Pasé por la librería Elkar del casco viejo y en el escaparate había varios ejemplares de Hiperhíbridos y un ejemplar de El libro del voyeur. Distintas personas me habían comentado de que allí estaban. No estoy acostumbrado a los escaparates, pero está bien verse ahí, siente uno que lo que hace puede llegar a alguien, que tiene cierto sentido hacerlo. Aunque la verdad es que, cuando estoy haciendo lo que hago nunca pienso si tiene sentido hacerlo, doy por supuesto que lo tiene sin saber en realidad cuál es.
Tras observar el escaparate no pude resistirme y saqué la cámara de fotos. Había allí al lado una pareja, un hombre y una mujer que parecían esperar a alguien de espaldas al escaparate. Me acerque con la cámara en la mano y se apartaron y me miraron extrañados y estuve a punto de decirles que no estoy acostumbrado a los escaparates y que aquello que allí veían era una parte de mí. Pero no les dije nada. Saqué una foto y listo.
Junto a mis ejemplares, en el escaparate, había libros de Manuel Vilas, Gabriel Celaya, Tomás Segovia, Luis Alberto de Cuenca y Hugo Mujica. Me parecieron estos poetas muy buena compañía para alguien que no está acostumbrado a los escaparates. También es cierto que, a veces, para estar en ciertos escaparates, como en este caso, es importante tener amistad con el librero.
Poco después abandoné el escaparate sin mirar atrás.

1 comentario:

camaradeniebla dijo...

La habitante de la cámara es ULTRAFAN.